jueves, 19 de enero de 2012

SIETE POEMAS ATLÁNTICOS CINCUENTA AÑOS DESPUÉS.

A Iván Uriarte Baltodano desde la Bodegueta que conoce.

Sentado frente al atardecer
desvaneciéndose su luz
escribo sobre ventanal
de versos compartidos.

Acabo de leer por primera vez
cincuenta años después
tus "7 poemas atlánticos"
fechados en Jinotega, marzo de 1962,
publicados en el No. 89, volúmen XVIII, febrero 1968,
de la Revista CONSERVADORA del pensamiento centroamericano.

Me detengo en el número 5: "MUELLE",
te veo de pie sobre el carcomido maderámen
pequeñez metafórica de nuestro Caribe
llamando muelle al intento de Bluefields
con su bahía de ser el puerto que aún no es...

Desayunás frutal tu juventud
mientras cargas mecidas por el oleaje Atlántico
en barcazas te cantan el vaivén
de la vida que será tu poesía.

La vieja suciedad de un vapor carbonero
que humo vuela perder te hace con largura
la isla del venado...

y recordás entonces al primer Somoza
al son de marchas fúnebres enterrado,
con son de pueblo 23 años más tarde
desenterrado en la huida de lo que dejara...
recordás también detenido en el tiempo a
Edwin Castro Rodríguez esperando
la muerte en "la otra isla del Venado".

De aquel muchacho tambaleado
por atlánticas olas supiste
conservar "el viento metido en las narices
mientras la luna se desbarataba
sobre la espuma de las olas"...

Así como la inmortal certeza
dada por saber al Escondido como ese río
que "de noche es un negro echado mirando las estrellas..."

y "lenta la luna desciende por el cuello de las garzas"
como sonata compuesta para musicar aquel otro poema tuyo
tan largo y que tanto me gusta, desde su inicio en las riberas
del Sena donde comenzó a rodar el filme cuyo clímax
poético lograste frente al Bósforo,
con el olor de todos los mares
metido en las narices tuyas y de una mujer.


Humberto
Bodegueta de Utopía
19 de enero del 2012

viernes, 13 de enero de 2012

VIERNES TRECE

Enero con trece amaneceres a cuestas 
toca en el silencio,
abre mi blog y busca simplezas...
Apertura de ideas reposadas
en la solera última
de mis cincuenta años
ya entrados en sesenta.

No importa cantidad
sino intensa calidad
de lo encontrado pese
a todo lo perdido.

Conjurado título exorcista
de mala suerte despojada
su esencia por la cábala
mentada con todas sus letras
aunque numérico su nombre sea.

Inicio de superstición
como el de aquellos artistas
que antes de pisar escenario alguno
"pisan mierda" para convocar
buena suerte sin tropiezos.

Ejercicio diletante para el
aprendiz de artífice
suelto el oficio de sus letras
para sujetar el corpus
de la obra cernida...
siempre a punto de ser hecha!

Humberto
viernes trece de enero de 2012