Saber de la simpleza de la muerte cuando llega no mitiga el dolor que nos provoca cuando inesperada es, por esperada no pierde la honda dimensión de ausencia física que guarda para quienes quedan sobrevivientes del vivir simplemente.
De ahí la primordial dimensión de acompañar a quien la sufre. Tan simple como propiciar compañía, y acompañándonos encontrar lo que buscamos...Simpleza del calor humano cuando la frialdad mortal congela gestos, casi como si el aire perdiera levedad y el mundo se llenara de vacío.
Por eso acompaña mi simpleza esta tarde al amigo suspendido en el vuelo eterno de su madre.
Humberto
10 de junio del 2011
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